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El mar y mi dolor




Quienes han pasado por el fin de una relación sentimental, saben de lo difícil que es olvidar a esa persona. Un día caminando y llorando por el mar de Camaná conversé con el mar y así surgió este poema.

EL MAR Y MI DOLOR


He venido al mar a llorar mi sal,
sal que llevo desde aquel adiós que nos dimos
sal inmensa y amarga que me asemeja al mar.
Mi vida y mis labios no conocen más que la sal.
Mis lágrimas caen sin cesar cual tormenta.

¡Oh mar! sé que es mucha la sal que ya tienes
y al ver mis lágrimas mezclarse ante tus aguas,
me pregunto, ¿cuál de ellas es más amarga?
El mar se ríe de mi poca agua salada.

¿Qué son tus gotas ante mi inmensa agua?
Sí, tal vez tengas “razón” responde mi voz quebrada
resaltando su masa de agua de limón.
Ante la grandeza de sus aguas,
el mar se siente un ganador.

Al ver que aparentemente el mar ya tiene mucha agua salada
mi llanto se detiene por un momento.
Tus aguas con mis lágrimas no tienen punto de comparación
le digo mientras acaricio sus aguas junto a la arena.

Tú me ganas en masa de agua salada;
más yo te gano en algo enorme, más inmensa que tus aguas
te gano en DOLOR porque tú no tienes algo que desearía no tener:
Un corazón herido, esa es la enorme diferencia mar.

A ti nadie te lastima, ni lastimará.
Tus aguas son saladas porque lo son simplemente,
mis aguas lo son porque el ser humano tiene corazón
En eso te gano, en dolor que se genera en mis adentros
No tienes nada que envidiarme porque desearía ser como tú,
no tener corazón porque duele mucho, duele demasiado.

Tu sal se genera sin dolor, mis aguas con tormento y ardor.
Tengo en mis adentros una fuente más inmensa como la tuya 
pero es de dolor, de aguas saladas que hoy brotan ante tu presencia.
Tengo un corazón herido, un enorme dolor que llevo dentro
tan grande como tus aguas, amargas y saladas.

El mar que por un momento deseó ser un humano
desde entonces prefiere seguir siendo mar,
mas mi ser herido y destruido desearía ser mar.


El mar ahora lo sabe e intenta consolarme serenando sus olas,
mis ojos nuevamente se preparan para llorar ante sus aguas.
El mar ahora calla escuchando mi llanto, 
llanto que no sé cuándo cesará.

Autor: León del Sur (Alexis Huarach)



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